La carta de deseos del CE Sabadell para los próximos 365 días ha de ser la del ‘Derecho a Soñar’. A soñar, aún a riesgo de acabar en pozo de sueños rotos o incumplidos, pero con la ilusión o la negativa a quedarnos en una temporada más de transición, sin más ilusión u objetivo del simple: acabar por acabar, y punto.
La llegada al banquillo de David Pirri –pocos se atreven a discutir ya la decisión- ha traído precisamente esa ilusión y al de Badia del Vallès le han bastado seis partidos para mostrar la evolución de un ‘enfermo’ que había entrado en barrera y que ahora se permite el lujo –justificado por los números- de creer en algo más.
Los más optimistas –hoy por hoy siguen siendo los menos- tiran de calculadora para recordar que ganando el próximo domingo al Villajoyosa CF se llegará al ecuador de la liga con 25 puntos. Los mismos que tenía el equipo la temporada a estas alturas de campeonato. Por suerte o por desgracia –esta vez es así- el fútbol no es cuadriculado y la realidad clasificatoria es muy diferente a la de hace un año. La clasificación está demasiado rota y los de arriba llevan una velocidad de crucero prácticamente inalcanzable para el resto de mortales. Por lo tanto, no es solo una cuestión de sumar y sumar, sino de ver que los cuatro o cinco primeros clasificados, difícilmente, dejaran de sumar y sumar tanto como para dejarse atrapar.
Llegados a este punto, y como de lo que se trata es de situar el listón de los objetivos en algún punto, la realidad nos lleva de cabeza a pensar, a soñar, con la Copa del Rey. Premio que tampoco se da cada año y que seguramente después del ‘atropello’ –por no llamarlo atraco- sufrido en Irún pudiera saber a poco, pero que después de todo lo vivido en este último tercio de 2.009 debemos convertir en un fin de fiesta apetecible.
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